#RolEnCasa
Roloctubre 2021 – Relato participante “De regreso a casa”
Roloctubre es un evento narrativo de Rol en Casa. Hay dos formas de participación: en narrativa escrita y en narrativa oral (en video). El plazo de inscripción es hasta el 15 de octubre del 2021.
Este es un relato enviado para participar. Te invito a leerlo por completo, pues es parte de la narrativa de la comunidad. Si te gusta, comparte el artículo en tus redes o déjame un comentario donde lo hayas visto publicado.
¡Espero también participes!
De regreso a casa – Relato de Roloctubre
Llevas corriendo un rato, desorientado en la oscuridad, los árboles, te parecen uno igual a otro y cada vez que tomas un camino parece no llevar a ninguna parte, sólo más árboles y las hojas crujiendo a tu paso. Sientes tu pecho a punto de explotar por el esfuerzo, un esfuerzo inútil que no te lleva a ningún lado, así que decides descansar en el pie de cualquiera de esos árboles y agotado te dejas caer esperando que, con suerte, la llegada de la mañana te ayude a orientarte mejor, por lo que cierras los ojos y te dejas llevar por el cansancio quedando dormido.
Cuando vuelves a abrir los ojos no reconoces el lugar, estás en una bodega llena de cajas enormes de madera, y al final una puerta cuadrada, grande, muchos de los tablones están rotos formando un agujero en medio y aún pueden verse los restos de madera en el piso, pero no percibes ningún ruido más allá del tintineo metálico de eslabones chocando entre ellos sobre tu cabeza, hasta el punto que ignoras el ruido de pasos acercándose por tu izquierda. La sombra de una de las enormes cajas te está cubriendo y el hombre no nota tu presencia, tú lo reconoces, es el carnicero de tu pueblo, parece estar concentrado en algo más, mira con recelo a su alrededor a medida que avanza lentamente por la bodega, sin perder de vista la gran puerta frente a él, adentro está oscuro y no puede ver nada más allá de esa puerta. Te sorprendes al escuchar una respiración fuerte y el hálito saliendo a través de los tablones destrozados de la puerta.
El carnicero se acerca aún más y corre el cerrojo de la puerta intentando asegurarla para luego retroceder lentamente, desde tu posición logras ver que al mismo tiempo de la oscuridad va saliendo lo que parece ser una cabeza enorme, de alrededor de 2 metros, cubierta de pelo grisáceo con hileras de dientes afilados y feroces ojos amarillos que no se apartaban del carnicero. -Tranquilo, tranquilo…- Le escuchas decir con voz firme, pero sus movimientos temblorosos delatan lo que siente en realidad, al igual que la mancha oscura que empieza a formarse en su pantalón. En solo unos momentos ves al hombre correr hacia la puerta por la que entró e intentar cerrarla detrás de él, pero las cajas se mueven y caen a los lados por lo que crees que fue el movimiento de la criatura y termina rompiendo parte de la pared a tu derecha, oportunidad que aprovechas para escapar.
La oscuridad vuelve a cubrirte, pero reconoces instintivamente el lugar y tus pies parecen dirigirse solos en la huida, aun así, tardas un rato en dejar atrás la arboleda. Cuando finalmente te iluminan las luces de la calle te das cuenta que todo este tiempo has llevado un uniforme militar, incluso tienes tu apellido bordado en él. Recuerdas esta calle, te recuerdas a ti mismo de 12 años manejando tu bicicleta para llegar a tiempo a tu casa, pero el repentino peso de una mano sobre tu hombro te saca de tus pensamientos y ves a un hombre con un uniforme como el tuyo situarse a tu lado y sientes como la familiaridad de su voz te calma, es tu compañero y te señala una camioneta militar estacionada a unos 20 metros de ustedes. Te explica que te había estado buscando desde que se separaron y no llegaste al punto de encuentro, ahora tenían que apurarse para alcanzar a los demás, ya debían estar en el almacén.
Por un momento todo lo anterior te pareció un sueño, tal vez una alucinación, pero pudiste respirar tranquilo arrellanándote en el asiento y cerrando los ojos por unos momentos.
Tu compañero te avisa en cuanto van llegando al lugar y te recuerda las órdenes, “Reforzar la seguridad del sitio”, pero para eso necesitaban equiparse.
El almacén estaba iluminado, había música proveniente del interior, el perímetro delimitado claramente y las camionetas estaban estacionadas dispuestas en filas ordenadas. Seguramente los demás estarían haciendo fila en el interior del almacén para recibir los suministros, pero mientras más se acercan se dan cuenta que no parece haber nadie, ni siquiera hay guardias en la entrada. Por instinto intentas alcanzar tu arma, pero te das cuenta que no la tienes, y ni siquiera recuerdas en qué momento la perdiste, la verdad en este momento para ti nada está claro, no logras recordar si realmente estuviste corriendo desorientado por el bosque ni el motivo, o si realmente estuviste en una bodega en medio de ese bosque.
Tú y tu compañero deciden bajar de la camioneta y revisan cada uno de los vehículos estacionados, sin encontrar nada fuera de lo normal a primera vista, pero aun así una sensación de intranquilidad se apodera de ustedes, cuando ambos se miran a los ojos crees que están pensando lo mismo, necesitan armas y no hay ningún otro lugar al cual ir, así que deciden entrar y se dirigen al último cuarto a buscar las armas, lo primero que escuchas es un golpe y cuando te giras ves una sombra y logras esquivar justo a tiempo lo que parece ser una masa de pelo marrón que cae justo a tu lado y se yergue hasta los 2 o 3 metros de altura. No ves a tu compañero, pero si lo que parece ser una masa de pelo grisácea. Solo puedes pensar en correr y trepas lo más rápido que puedes a un estante lleno de cajas al tiempo que sientes como una garra rasga el cuero de tus botas y solo te da tiempo de empujar el estante para que caiga sobre la criatura, las cajas caen al suelo rompiéndose y te das cuenta que estaban llenas de armas, pero no puedes recoger ninguna, solo sigues corriendo, huyendo de lo que sea que sean esas cosas y llegas hasta el techo del almacén. Lo piensas por unos segundos mientras ves acercarse a tu perseguidor y decides arrojarte antes de darle el placer de matarte. Mientras caes miras por un instante a tu lado, logras ver unos brillantes ojos amarillos y una voz que con rabia y extraño placer te dice: Voy a disfrutar destrozándote…
Y una vez más, la oscuridad te envuelve.
Autor Madeleine Quintero
*Este texto se crea para el evento narrativo Roloctubre de Rol en Casa. Por favor no reproducirlo ni copiarlo, es una creación original de un miembro de la comunidad.